En verano, y más concretamente en vacaciones, uno espera hacer de todo.
Todo lo que le cuesta hacer durante el resto del año, atado a la
rutina, a los horarios y a las carreras. En vacaciones tenemos muchas
expectativas. Hablo en general porque lo he hablado con mucha gente, e
intuyo que a mucha más le pasa también. Pero puedo personificarlo en
primera persona perfectamente, porque evidentemente, es algo que a mi me
pasa. Ahora hablaré desde mí.
Hablaba de las expectativas.
Y no de grandes cosas, a veces simplemente descansar y conectar con uno
mismo es únicamente lo que necesito. Sin grandes eventos, ni viajes, ni
más que esperar a veces que descansar, desconectar de lo que día tras
día nos mueve. Pero ¿cómo se hace ésto? y ¿cómo se hace ésto en la etapa
actual de mi vida? llena de responsabilidades, obligaciones y
quehaceres...
Llevo
todo el mes de Agosto descansando, me he tomado unas largas vacaciones
esta vez. Y me he permitido diría que al 50% desconectar de mi trabajo y
el centro. Es un logro. Ser autónomo y gestionar un local con todo lo
que conlleva y viviéndolo desde el deseo no permite mucha desconexión.
Ser madre es otro tanto, y compatibilizar la propia vida (ser hija,
amiga, prima, terapeuta, gerente, etc) con todo esto es otro tanto.
Tengo la suerte de contar con colaboradoras en Espacio Raíces que han
quedado al cuidado de ciertas cosas y en quienes puedo delegar
mentalmente en muchos aspectos, y eso me ha otorgado también descanso.
Al decir desconectar no
hablo sólo de dejar de "hacer", si no de dejar de "pensar", que esto es
lo que menos me permite descansar en mi caso presente. Aprender a
prestar atención a lo que tú eliges, y no a lo que tu mente te lleva una
y otra vez, es complicado. Muy complicado. Conlleva una conciencia y
una capacidad de autoregulación (no control) que ha de adquirirse con
mucho tiempo de práctica y mucho tiempo de poner conciencia en ello. Lo
cual no siempre se hace.
Hace pocos días escribía ésto en una de mis redes sociales:
"Escucha
a tu cuerpo. Tarea complicada. Algunos se frustran cuando comienzan
terapia corporal y sienten pero no logran entender y tampoco logran
decidir en consecuencia. A veces se frustran porque esperan que el rol
del Terapeuta les de las respuestas. No somos magos. La vida no es así.
El cuerpo es el mapa. El cuerpo es el propio. Uno es quien escucha, ve,
intuye y se arriesga a decidir sus propios cambios. Pero lo más difícil (
y también satisfactorio) es aprender a escuchar. Escucharle siempre y
tener siempre respuestas tampoco me parece realista. La vida es
complicada en muchos aspectos. Salir ileso no es realista. La verdadera
escucha contempla tener errores, estar perdido, equivocarse. Pero ser
consciente, escuchando, es un buen camino."
Convengamos
también que los tiempos que corren tampoco facilitan vivir
"sencillamente". No facilitan el descanso, ni el prestar la atención que
nuestros dolores físicos y mentales nos solicitan. Y esto nos lleva a
empeorar en todos los sentidos. ¿Sois conscientes de las cargas que
lleváis encima? y cómo el no poder aligerar esas cargas os lleva a estar
más cargados aún y a acumular dolores, malestar, tristezas, amargura en
el tiempo? complicando así emocionalmente otras parcelas de vuestra
vida y viceversa?
Me
pasa al mirar a algunas personas, que veo el paso de los años y cómo
están en este momento presente y me pregunto: "¿en qué momento empezó a
pasar? ¿en qué momento de su vida empezó a ser así? ¿cuándo se pudo
haber frenado, cambiado, elegido otra cosa?"
Estar
despierto y tener la sensibilidad para apreciar esto para mi es un
tesoro. Este tesoro me permite tomar las riendas de mí misma y tratar de
plantarme en todo momento dónde quiero estar. Aunque para llegar a ello
tenga que pasar inevitablemente por la duda, por la tristeza, por la
frustración, por el no saber, por el dolor, por el enfrentamiento....
Tiemblo sólo de pensarlo...
El
verano y las vacaciones sirven para descansar dicen. Yo me he pasado el
mes sin parar, queriendo hacer todo lo que el tiempo y mi vida no me
permiten hacer el resto del año. Me he cansado. Me he enfadado. Hasta
que he sido consciente y he decidido en qué momentos descansar y darme
los tiempos que necesito: estar en soledad, no madrugar, no viajar,
pasear, tumbarme, no pensar, comer algo rico, simplemente jugar al tres
en raya merendando con mi hija, no mirar el reloj, salir al mar, volver a
tumbarme, escuchar música, pintar, sonreír a mi compañero, coser, ver a
mi familia, volver a parar, mirar al cielo por las noches en el balcón,
recordar, no pensar.... hacer NADA.
Y quedarme quieta en Ana. Ana la persona, la mujer que soy. No en la
madre, la hija, la esposa, la gerente, la terapeuta, ta, ta, ta, ta.....
roles que en muchos momentos no me dejan parar.
He
podido terminar este mes haciendo NADA. La nada que me permite volver a
retomar con energía mis labores, mis rutinas, mi alegría. Un alegría
genuína, y tranquila, sin grandes exaltaciones. No impuesta. Igualmente
abierta y sabiendo que sigo eligiendo. Que sigo siendo yo misma. Y que
desde mí misma puedo abordar todo lo demás.
El día 4 de Septiembre retomo mi actividad en Espacio Raíces. Hasta el 8
estaré todas las mañanas haciendo trabajo de oficina, dando citas para
informar a quien lo solicite, preparando el centro, concretando los
horarios, etc. En Septiembre continúan las actividades de grupo, y a
partir de Octubre se abren dos propuestas nuevas. Os invito a seguirnos
este nuevo curso. Estamos en continuo movimiento, con nosotros mismos y
nuestros objetivos para ofreceros a vosotros las mismas herramientas que
nosotros exploramos y vivimos.
Os deseo un buen comienzo del mes de Septiembre, de la vuelta al cole, vuelta a los trabajos, que no sea un dejar de "volver a mí mismo".
Bienvenida de vuelta, Ana. Me alegro mucho de que hayas descansado. Suerte oara el año entrante.
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